Realicé el collage que ilustra esta entrada en mi última clase como alumna de Alma Larroca. La consigna era realizar un collage sin cola ni ninguna clase de pegamento. Podíamos usar grapas, celo, hilo y aguja...Me decanté por hilo y aguja e hice mis primeros pinitos en el bordado (las puntadas en las correas del paracaidista me sirvieron para unirlo a los dos círculos. Del corazón del colibrí nacen las puntadas que lo unen al personaje y ambos se sostienen el uno al otro en un sutil equilibrio).

  Aprender me apasiona. Siempre he creído que aprender cosas nuevas es una de las bases de la felicidad. Parece muy grandilocuente, lo sé. Para mí es una certeza. Aprender me acompaña, me maravilla, me ayuda a entender el mundo. 

Aprender de la naturaleza, de los niños, de las personas. Aprender a vivir con más armonía. Aprender a ser un poco mejor cada día...

Y aprender no sólo con el intelecto. Aprender con el corazón y aprender con las manos. Con las manos aprendo cada día a componer mis obras de collage. Con el corazón y la cabeza aprendo cómo acompañar a otras personas en los talleres de collage.

El otro concepto ligado al aprendizaje es el inconformismo. Me gusta ver que con los años no lo he perdido. Para mí, como maestra, siempre ha sido un concepto importantísimo. ¿Cómo acompañar el crecimiento de las personas si somos conformistas, si no aprendemos continuamente? El conformismo es la muerte del maestro y por tanto, de sus alumnos. Los nuevos estudios de neurociencia nos obligan a estar al día y poner en marcha los nuevos descubrimientos sobre cómo aprendemos. Y ¿Sabéis cuál es una de esas bases para aprender?: La emoción.

Así que ese es el tercer pilar del aprendizaje. Me emociona aprender nuevas cosas y lo quiero transmitir a los demás. Por eso sigo formándome y aprendiendo, no doy nada por hecho. Los martes sigo las clases online de la fantástica Alma Larroca y los jueves he empezado a ir a clases de bordado para poder incorporarlo al collage y a mis talleres.

Aprendizaje, inconformismo, emoción.